Día 6
Tras dar un paseo por el pueblo, seguimos rumbo en dirección Bihac que es el paso fronterizo con Bosnia. A medida que nos acercamos a Bosnia, se empiezan a ver casas todavía en ladrillo y algunas con disparos. Las antiguas permanecen al lado de las nuevas, en ruinas.
Ya estamos llegando a Bosnia, a Bihac. Cruzamos la frontera, nos registran, alucinan con determinadas cosas tipo unas velas de olor a frambuesa destrozadas que llevamos en vasos de plástico en los armarios, o las distintas bolsitas con hierbas para infusiones o tés. Pasamos sin problema pero nadie nos sella el pasaporte.
Son todo inmensas montañas de roca a nuestro alrededor. Bosques y praderas verdes de campos vacíos o con cosechas. Atravesamos pequeños poblados de casas con techos de metal o uralita, paredes mitad madera. A lo lejos de vez en cuando se ven poblados de casas abandonados, completamente en ruinas, en mitad de la nada. Esta zona del país es la más despoblada y rural.


Durante la guerra que asoló el país desde 1992 a 1996, muchas gentes de los pueblos huyeron a las ciudades, de manera que muchos lugares han quedado vacíos, sin vida, simplemente arrasados. Bosnia-Herzegovina, como muchos de los países del este de Europa, son o han sido durante mucho tiempo países principalmente agrícolas, donde la mayoría de las poblaciones han sido campesinos y donde el proceso industrializador ha llegado a un nivel mucho menos agresivo y totalizador del que podríamos encontrar en países como España, por ejemplo. Además, el desarrollo de infraestructuras es difícil y caro en un país tan montañoso y abrupto como lo es éste.
Los árboles, que forman bosques en las laderas de las montañas o incluso abarcan toda la montaña, están desnudos y el conjunto de sus ramas conforman una tonalidad violeta que da la sensación de que, en lugar ramas desnudas, tuvieran suaves plumas.
Pasamos Bosanski Brod donde nos comemos un delicioso burek, un pastel de carne enrollado en una masa de hojaldre o similar. De pronto, un cartel nos avisa de que estamos en territorio de la Republika Srpska, que es una de las entidades en que está dividido el país desde los Acuerdos de Dayton que pusieron fin a la guerra a finales de 1995. Estos acuerdos establecieron las fronteras internas del país según las líneas de guerra. De modo que Bosnia-Herzegovina se convirtió en un protectorado internacional con un ordenamiento interno de los más curioso.


El país está formado por dos entidades: Republika Srpska (de mayoría bosnio-serbia), la Federación de Bosnia y Herzegovina (compartida entre bosnios musulmanes y bosnios croatas) y la ciudad autónoma de Brcko. Los serbios son ortodoxos, los croatas católicos y los musulmanes, musulmanes. Los "musulmanes" fueron categorizaodos de este modo durante el régimen comunista como pueblo o nación dentro de Yugoslavia, no por la religión que profesaban, sino como descendientes de los musulmanes turcos que dominaron el país durante cinco siglos. Todos han convivido sin problemas de tipo religioso, e incluso el sincretismo o la festividad común ha sido lo habitual.
Las mezquitas y las iglesias están como nuevas y aparecen por doquier, siendo mezquitas o iglesias dependiendo de en qué entidad del país uno se encuentre. Parece que ya hemos dejado atrás la Republika Srpska porque ahora las mezquitas decoran el paisaje de estos pueblos a los lados de las carreteras repletos de casas familiares de ladrillo rojizo o de placas de hormigón recién construídas con tejados de tejas y un jardín o huerto o terreno, gentes de campo, pastores, mujeres trabajando en las colinas...
Las aguas son verde-azuladas. A nuestro lado nos acompaña siempre un río con esta pintura tan especial. El problema es que también nos acompaña junto a este especial color del agua, un campo lleno de basuras de plásticos, latas, ruedas... Chimeneas humeantes en cada casa...

Aquí conducen como locos. Al ser todo carreteras de un carril para cada sentido y bastante sinuosas entre montañas, los coches adelantan en unas condiciones de locos, para nuestro entender. La velocidad media es de 60 km/h. Debe morir muchísima gente de accidentes de tráfico o de atropellamientos porque, otras característica de estas gentes que venimos notando, es que van andando o montando en bici o incluso en silla de ruedas o también dando paseo familiar con niños montando en triciclo por en medio de la carretera sin inmutarse lo más mínimo por los coches. Además vemos pequeños mausoleos a los bordes de las carreteras con flores, placas y nombres.

Se ven muchos cementerios, musulmanes en su mayoría con sus características tumbas, turbé,que llenan el paisaje de "palos" blancos o de piedra. Si uno se fija en las fechas del fallecimiento de los enterrados, se dará cuenta de que la mayoría murieron durante los años de la guerra. Aquí hay algo con los muertos que no acabamos de comprender. En las placas de mármol aparecen las caras grabadas de los fallecidos, y están llenas de flores, o bien frescas o de centros de plástico.

Aquí conducen como locos. Al ser todo carreteras de un carril para cada sentido y bastante sinuosas entre montañas, los coches adelantan en unas condiciones de locos, para nuestro entender. La velocidad media es de 60 km/h. Debe morir muchísima gente de accidentes de tráfico o de atropellamientos porque, otras característica de estas gentes que venimos notando, es que van andando o montando en bici o incluso en silla de ruedas o también dando paseo familiar con niños montando en triciclo por en medio de la carretera sin inmutarse lo más mínimo por los coches. Además vemos pequeños mausoleos a los bordes de las carreteras con flores, placas y nombres.

Se ven muchos cementerios, musulmanes en su mayoría con sus características tumbas, turbé,que llenan el paisaje de "palos" blancos o de piedra. Si uno se fija en las fechas del fallecimiento de los enterrados, se dará cuenta de que la mayoría murieron durante los años de la guerra. Aquí hay algo con los muertos que no acabamos de comprender. En las placas de mármol aparecen las caras grabadas de los fallecidos, y están llenas de flores, o bien frescas o de centros de plástico.
Pasamos Jajce (que significa "Huevito", de jaja, huevo), Travnik... Nos llama la atención que todo el río está lleno de basura, bolsas de plástico... y ya es de noche. Nos dirigimos a Sarajevo.
Llegamos de noche y nos reciben muy fogosamente Nejra y Maja, que nos acojen en su casa. Por fin, nos damos una ducha y salimos a dar una vuelta por la ciudad.
Paseamos por el centro de la ciudad, vemos el puente donde fue asesinado el heredero del Imperio autrohúngaro, paseamos por el río, entramos en la zona austrohúngara de edificios neoclásicos y llegamos a la turca de casitas y tiendas de uno o dos pisos donde todavía puede uno encontrase con un sastre, un pintor...
En la mezquita Muslihudin de Sarajevo, que es una de las más antiguas y grandes de Bosnia-Herzegovina, encontramos el siguiente cartel :

Comemos el famoso ćevapi, que son unas bolitas de carne especiada riquísimas con cebollita picada, a compañadas de un pan especial con una crema agria para chuparse los dedos.
Nos despedimos y dejamos ya la ciudad, camino de Mostar. A la salida del centro histórico, el paisaje lo llenan edificios de bloques de pisos estilo comunista, que todavía mantienen algunos golpes de la guerra.
Sarajevo está rodeada de montañas que tomaron los francotiradores. Se subieron allí y mantuvieron la ciudad asediada durante tres años. Las gentes de este país no estaban acostumbardas a no tener sus necesidades básicas cubiertas ya que durante el régimen comunista vivían generalmente bien. El comunismo de Tito fue único en el mundo, alejado de la Unión Soviética y cercano a los países del bloque de occidente, Tito fue un líder muy popular.



Llegamos de noche y nos reciben muy fogosamente Nejra y Maja, que nos acojen en su casa. Por fin, nos damos una ducha y salimos a dar una vuelta por la ciudad.
Paseamos por el centro de la ciudad, vemos el puente donde fue asesinado el heredero del Imperio autrohúngaro, paseamos por el río, entramos en la zona austrohúngara de edificios neoclásicos y llegamos a la turca de casitas y tiendas de uno o dos pisos donde todavía puede uno encontrase con un sastre, un pintor...
En la mezquita Muslihudin de Sarajevo, que es una de las más antiguas y grandes de Bosnia-Herzegovina, encontramos el siguiente cartel :

Comemos el famoso ćevapi, que son unas bolitas de carne especiada riquísimas con cebollita picada, a compañadas de un pan especial con una crema agria para chuparse los dedos.
Nos despedimos y dejamos ya la ciudad, camino de Mostar. A la salida del centro histórico, el paisaje lo llenan edificios de bloques de pisos estilo comunista, que todavía mantienen algunos golpes de la guerra.




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